En 1976, el escritor Isaac Asimov escribió El Hombre Bicentenario, un relato acerca de un robot de forma humanoide que de a poco asimila como propio el mundo de los humanos hasta llegar al punto de desear ser reconocido como uno de ellos.
En la adaptación cinematográfica homónima -presentada en 1999 y protagonizada por Robin Williams-, se describen todas las aventuras de este particular ser para lograr su cometido, incluyendo un proceso quirúrgico donde reemplaza sus sistemas electrónicos por órganos artificiales, incorpora piel, ojos y hasta un corazón para ser más humano y lograr el reconocimiento de la sociedad. Hoy, 37 años después de la obra de Asimov, la realidad alcanza a la ciencia ficción con la presentación al mundo de Frank, el primer hombre biónico.
Pero caminar y asir cosas no es lo único que Frank puede hacer. Su sistema incluye un conjunto de órganos artificiales como un corazón, pulmones y tráquea, páncreas, el bazo, riñones y todo un sistema circulatorio funcional con sangre artificial. Además, cuenta con prótesis retinal que le permite ver; implantes cocleares que le ayudan a escuchar; y un sistema de reconocimiento de voz y reproducción del habla.